''Quizá te sorprenda que la vida no es como planeabas. Que el dinero no crece de los arboles, que las muertes siguen existiendo y que cada vez se producen más robos en la ciudad... quizá no quieras saber que yo he cambiado. Que no va a ser igual todo en la vida.. que las personas crecen y los sentimientos se hacen pequeños si no los cuidas. Quizá te sorprenda saber que me he ido. No podía soportar el dolor de tener que volver a verte la cara después de que leyeras esto... lo siento, pero lo superarás. Siempre lo has hecho. Sigues adelante como si nada te importara; y de verás quiero saber como lo haces, ¿es una especie de caparazón que has formado con el paso del tiempo o Dios te dio ese superpoder al nacer? Algún día, quizá cuando pueda olvidarte, me lo contarás.
No creas que es tu culpa. Ni la mía. Quizá no estemos hechos para dormir en la misma cama sin pelearnos, o de pasear en una rivera sin discutir por cualquier contratiempo que nos de la vida. Quizá no somos esa
media naranja de la que hablan los expertos.
Yo ya estaba cansada de dar y no recibir nada a cambio, y creo, que tu sabías que esto pasaría. En realidad estoy enfadada conmigo misma por haberte dando tanto amor.. es que, en realidad, me he arrancado los huesos por ti.
Esto no es un carta de despedida. Estoy segura de que un día volveremos a vernos, y espero, de veras, que hayas crecido como persona y que tengas una familia. Que seas feliz, porque a pesar de esto, todo el mundo se merece serlo.''
Enya.
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